Malvona
23 junio, 2010
Se vieron por primera vez una mañana, en la esquina de Lavalle y Carlos Pellegrini.
Y allí comenzó su historia.
Pasearon por restaurantes, cafés y paseos de turistas, disfrutando del camino que recorrieron juntos.
Caminaron, corrieron, tropezaron y siguieron caminando.
De repente, frente a un cartel luminoso de Florida, sus miradas se cruzaron fijamente.
Ambos se dieron cuenta: el final estaba por llegar en cualquier momento.
Habían compartido un feliz instante de sus viajes, pero sabían que estaban siguiendo caminos diferentes. Tenían distintos objetivos en la vida.
Y dándose una última mirada, con total naturalidad y como completos desconocidos, ella dobló por San Martín… y él siguió derecho por Lavalle.
Y allí comenzó su historia.
Pasearon por restaurantes, cafés y paseos de turistas, disfrutando del camino que recorrieron juntos.
Caminaron, corrieron, tropezaron y siguieron caminando.
De repente, frente a un cartel luminoso de Florida, sus miradas se cruzaron fijamente.
Ambos se dieron cuenta: el final estaba por llegar en cualquier momento.
Habían compartido un feliz instante de sus viajes, pero sabían que estaban siguiendo caminos diferentes. Tenían distintos objetivos en la vida.
Y dándose una última mirada, con total naturalidad y como completos desconocidos, ella dobló por San Martín… y él siguió derecho por Lavalle.
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3 comentarios:
Muy bien. Si se pedían el mail (en otras épocas, el teléfono) era muy probable que lo arruinaran todo.
¡Saluditos!
Muy linda historia
es muy bueno darse cuenta a tiempo y no engañarse...qué suerte han tenido!
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